Experto en urbanismo
explica cómo lograr espacios públicos más amenos
Project For Public Spaces es una iniciativa que
ayuda a ciudadanos a cambiar sus espacios.
Una rampa de skate sobre un paradero
de bus, sillas de playa en plenas avenidas o muebles viejos como asientos para
parques son algunas de las intervenciones que ha asesorado Project for Public
Spaces, una iniciativa global que interviene en distintas comunidades del
mundo, enseñándoles a imaginar y construir espacios públicos.
En su visita a Bogotá, Nidhi Gulati,
magíster en Urbanismo, conversó con EL TIEMPO sobre cómo muchas veces los
planificadores eligen las formas de los espacios públicos sin tener en cuenta
la manera como los ciudadanos viven la urbe; sin embargo, asegura que nunca es
tarde para que las comunidades se apropien de las calles, las plazas y los
parques.
¿En
qué consiste esto del ‘placemaking’ o, en su traducción al español, ‘hacer
lugares’?
Es un concepto muy divertido. Lo que
normalmente pasa es que los urbanistas decidimos cómo deben ser las ciudades,
pero muchas veces nosotros realmente no sabemos qué quieren hacer los
ciudadanos. Un espacio público es el que crea la identidad de una ciudad, lo
que hace diferente a Bogotá de Bombay. Es el sentimiento que sientes cuando
vamos caminando por las calles.
¿Y
cómo trabajan con las comunidades?
Las ayudamos, a través de un proceso
de socialización, a que imaginen qué quieren hacer con ese espacio. Casi
siempre empieza con que alguien tiene una idea loca: necesitamos hacer algo,
por ejemplo, con los altos índices de criminalidad del parque del barrio.
Después de que está la idea, nos vamos a la comunidad a hablar de manera casual
con quienes habitan allí. Es salir a la calle, al parque, a la fuente de agua y
hablar sobre lo que les gustaría o no que pasara en el lugar.
Entonces,
¿cómo se construye ese mobiliario físico?, ¿la gente lo crea?
La verdad, esto es una idea muy del
siglo XXI: no se necesita realmente una nueva estructura para cambiar un
espacio. Nosotros nos enfocamos en hacer intervenciones sencillas, baratas y
rápidas. Por ejemplo, si encontramos que la gente quiere sentarse en un
espacio, lo que hacemos es llevar diferentes tipos de sillas afuera. Pueden ser
saldos, muebles que encontremos en el mercado de las pulgas o en las ventas de
garaje; o podemos hacer hasta un picnic comunitario. Luego llegarán los
recursos para hacer intervenciones más grandes, lo importante es hacerlo
emocionante desde el principio.
Muchas veces, en ciudades como Bogotá, los megaproyectos de vivienda ya predeterminan cómo serán los espacios públicos.
Muchas veces, en ciudades como Bogotá, los megaproyectos de vivienda ya predeterminan cómo serán los espacios públicos.
¿Cómo
involucrar a los ciudadanos?
El enfoque tradicional de los
urbanistas sí ha sido muy jerárquico, pero nunca es tarde para involucrar a la
comunidad. Darle vida a un espacio nunca se trata de las partes inmóviles, sino
precisamente del movimiento, de la gente que camina, que se sienta, que vive el
lugar. Hay mucho que hacer, aun cuando ya se tenga un plan; si sabes que se van
a construir dos edificios en uno y otro lado del proyecto, aún puedes
comprometer a las personas para que piensen qué puede suceder entre uno y otro.
Y, bueno, si no hay dónde trabajar... siempre tendrás las calles.
¿Qué
hacer con ellas para volverlas espacios más amables para los ciudadanos?
Hay que comprender las calles no como
los lugares donde se mueven los carros, sino como ese exterior que todos
compartimos, como nuestras salas de estar exteriores. No importa lo que ya esté
construido, aún tenemos las calles y los andenes.
Tomado de: eltiempo.com
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